Acuse de recibo
El pasado 15 de abril Jorge Froilán Oves contó aquí la rara historia desatada a partir de aquel toque a su puerta, en Aurelio Álvarez No. 8-C, entre Ana Pegudo y Tomás Ruiz, en el reparto Capiro de la ciudad de Santa Clara.
Cuando abrió, ya dos personas desarmaban su metro contador de la electricidad. Preguntó, y le dijeron que eran inspectores de la Empresa Eléctrica, sin mostrar identificación. «Sin siquiera la presentación que, por ética, debe tenerse al visitar una casa, siendo un funcionario estatal», señalaba.
Uno de ellos le dijo que los sellos del metro estaban rotos y el equipo tenía tornillos y puntos de soldadura sueltos. Jorge les ripostó que ese no era el proceder, pues cuando salió ya tenían el equipo desarmado y debían haberlo hecho delante de él.
«Tildaron mi supuesta acción como fraude —señalaba entonces—, y me aplicaron una multa de 500 pesos, además de una citación para conveniar la energía dejada de facturar por la violación del Decreto 260». Jorge firmó la multa, porque de lo contrario no podría reclamar.
Después que los inspectores se retiraron, el metrocontador no trabajaba; mientras tanto, recibían el servicio eléctrico. El 20 de enero lo visitó un especialista, y le fue cambiado el metro contador. Le dijeron que fuera el 27 de enero a recoger la respuesta. Y no había respuesta, como no la hubo el 3 ni el 10 de febrero.
El 9 de febrero llegó el aviso de consumo eléctrico, sin matriz de comprobante. Y Jorge fue a pagar la corriente. Le aparecieron entonces 39,64 pesos de más, por la electricidad consumida como consecuencia de un supuesto fraude eléctrico. Allí en las oficinas le dijeron al cliente que se le había informado de ello dentro del plazo de diez días hábiles, lo cual no es cierto, según él.
«Tuve que pagar los desmanes de otros, anota, aunque el 18 de enero presenté en tiempo y forma mi reclamación ante José Hernández, especialista de la UNE en Santa Clara. Y hoy 14 de marzo, al presentar este escrito, no se me ha dado respuesta».
Al respecto, responde Israel Ramos, director general de la Empresa Eléctrica Villa Clara, que el actuar de dichos inspectores, pertenecientes a la UEB Santa Clara, se dio mientras se celebraba en esa provincia el evento nacional de Inspección de la Unión Eléctrica.
Y ante su reclamación, Jorge fue visitado el 20 de enero por un miembro de la Comisión Municipal de Multas, el cual realizó toma de carga e intercambió con la familia. Posteriormente se le hizo cambio del metro contador.
La Comisión Municipal de Multas evaluó el caso, teniendo en cuenta la reclamación, así como los resultados de la visita al domicilio, y las entrevistas con los inspectores actuantes. Y comprobó «las violaciones cometidas por los inspectores, a los cuales se les hizo un señalamiento ante el resto de sus compañeros, en el mitin de seguridad de la unidad».
Agrega que la Comisión dictó resolución a favor del cliente, declarando «con lugar» su reclamación, la cual fue entregada el 7 de marzo a la Oficina Municipal de Finanzas donde se cancelan las multas.
Y señala que «se mantiene el cobro retroactivo por un importe de 39,64 correspondiente a los dos meses de consumo inferior al estimado según el expediente fraude».
Sé lo preocupada que es la dirección de la Empresa Eléctrica de Villa Clara por esclarecer las denuncias, pero la respuesta de hoy deja ciertas inquietudes: ¿Serán idóneos esos inspectores, con un proceder tan poco ético y delicado? Si se comprobó que tenía razón un cliente dañado por los propios errores de aquellos, ¿cómo es posible que un señalamiento pueda ser la medida? Regaños y pasaditas de mano no siempre resuelven, cuando se afecta a los ciudadanos y se mancha el prestigio de una institución estatal.
Tampoco se precisa por qué, si se desestimó el fraude por el cliente, y se le retiró la multa, se mantiene el cobro retroactivo «correspondiente a los dos meses con consumo inferior al estimado, según el expediente de fraude».
Finalmente, no se aclara por qué el 14 de marzo, cuando Jorge me escribiera, aún no se le había dado respuesta.