Acuse de recibo
De vez en cuando, es saludable refrescar la memoria y desenterrar historias que parecían haberse sellado, como la de la toma de agua del Canal de Albear en la esquina de Vento y Rodríguez Morine, en el municipio capitalino de Boyeros.
El 15 de mayo de 2008, reflejé aquí la denuncia del lector Ángel Mario Pérez. Refería que en el llenado de las pipas se derramaba cantidad de agua fuera de las mismas. Y cuando concluían, la manguera continuaba botando el líquido día y noche.
Al propio tiempo fustigaba el hecho de que la toma era un generador de accidentes del tránsito, pues estaba ubicada en el mismo punto de visión para cruzar Vento. Las pipas tapaban toda la visibilidad de los autos que venían por esa última arteria, por lo cual se hacía muy peligroso el cruce.
Y el 11 de julio de ese mismo año, reseñé la respuesta al respecto de Eduardo Molina, director general de Acueducto y Alcantarillado del Sur, quien señalaba que la demora en trasladar la toma se debió a la lentitud de Planificación Física en autorizar el traslado de la misma a un nuevo lugar. Y agregaba que por el momento, se había determinado cerrar la toma hasta tanto se pudiera reinstalar en un sitio que no traiga esas molestias y peligros.
Pero ahora me escribe otro lector y vecino, Jesús Bonome, residente en calle 5ta. No. 12810, apartamento 11, en el reparto capitalino Embil; quien enfatiza que «todos los residentes en el reparto Embil, los que circulan en vehículos automotores o de tracción animal por la Calzada de Vento, usted y la opinión pública hemos sido engañados».
Y lo explica: «La fiesta de la “botadera” de agua en la toma de Vento prosigue a todo tren. Y cada día se pone en peligro la vida de cientos de personas que necesitan circular, entrar al reparto en su vehículo y a pie, ya que solo a un mes después de cerrada la toma de agua, fue reabierta con el pretexto de los ciclones que nos azotaron, hasta el día de hoy».
Armando Yáñez (calle 315 número 5605, entre 60 y 62, reparto El Globo, municipio de Boyeros, Ciudad de La Habana) cuenta que desde hace cuatro o cinco años en ese barrio tienen un grave déficit de agua.
Acueducto fue hace un tiempo a cambiar las tuberías maestras de la zona, y solo sustituyeron la mitad. Las otras quedaron pendientes hasta el día de hoy. Los vecinos tienen que cargar agua desde un sitio lejano, o hasta pagar pipas, porque Acueducto manda dos o tres pipas a una cisterna colectiva una vez cada 15 o 20 días, para alrededor de 24 viviendas. Lo han planteado al delegado y a diferentes instancias. Se han ofrecido los vecinos a hacer el trabajo de instalación, si les suministran los tubos. Y todo sigue igual.
Sin embargo, en el cercano Parque Lenin no se acaban de sellar los salideros.
La respuesta a sus quejas, transmitida por el delegado, es que el país no tiene los recursos para resolver los metros de tubo que faltan para concluir el trabajo en el reparto, manifiesta Armando, y recalca que el mismo se concluiría con 300 metros de tuberías plásticas.
¿Será posible?