Acuse de recibo
Hoy traigo una respuesta a la queja del lector César Moreno, reflejada en esta sección el pasado 21 de junio.
Entonces César refería que en abril de 2001, a consecuencia de una tormenta local, fue arrasada su vivienda, sita en Carretera Vía Las Tunas, kilómetro 2, sin número, La Pupa, en la ciudad granmense de Bayamo.
Y en aquel territorio se trazó un plan de reconstrucción de las casas afectadas, con el concurso de diversas empresas. Así, en junio de 2001 la ECOING 18 de Bayamo comenzó a laborar en la vivienda de César. Pero la abandonó en fase de cimentación, luego la sustituyó la ECOAI 4, que también se retiró.
Ya obstinado, en 2003 César escribió a las autoridades provinciales, y fue cuando se le encargó la tarea a la Empresa de Construcción y Montaje Agroindustrial GECA–Granma, del MINAZ, al tiempo que le informaron que su vivienda estaba incluida en el Plan 2004 de esa entidad.
En enero de 2004, GECA comenzó su trabajo allí, y se logró avanzar. Pero la obra quedó abandonada una vez más y ya desesperado, César se remitió a esta columna.
Al respecto, ahora responde Reinier Rodríguez, director de GECA–Granma, quien corrobora lo planteado por César y explica que «la ejecución de su vivienda fue paralizada ya que la fuerza de trabajo fue trasladada hacia otros objetos de obra de mayor prioridad dentro del territorio».
Agrega Reinier que, a raíz de la publicación, se visitó a César y no se encontraba. Pero contactaron con su esposa e hicieron un levantamiento de todas las actividades pendientes de ejecución y de los recursos necesarios para ello.
Asegura asimismo que acordaron reiniciar los trabajos de la casa de César a partir de la segunda quincena de agosto, lo cual posibilitaría que ya para octubre estuviera solucionado su problema.
Agradezco la respuesta de Reinier y la determinación de concluir la obra, algo que no se priorizó durante años. Entre las constantes e inestables sustituciones de las fuerzas constructoras, los abandonos de la inversión y las dilaciones para continuarla, prácticamente se había abandonado la vivienda de César que también debe ser una prioridad, porque entraña el cumplimiento de algo prometido.
La segunda carta la envía Edrey Trujillo Castro, de calle Tercera No. 29404, en Santa Fe, municipio capitalino de Playa.
Edrey cuenta que el 11 de abril de 2005, adquirió un protector de línea eléctrica por valor de 13,20 CUC en la tienda de 84 y Séptima con el consabido cupón de garantía por dos años, los teléfonos para comunicarse con la empresa productora y el correo electrónico de esta.
Pero el protector se descompuso, y al llamar a los números indicados eran de viviendas particulares. El correo no existe. En la tienda el dependiente explicó que ellos solo daban tres meses de garantía. Edrey piensa que es un engaño al consumidor publicitar algo falso. ¿Quién da la cara por esas engañosas expectativas?