La cuenta en Twitter del presidente venezolano Nicolás Maduro tiene más de 900 000 seguidores. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:33 pm
El pasado 14 de abril durante las elecciones de Venezuela habían sido hackeadas las cuentas de Twitter del presidente Maduro y el PSUV. Autoridades venezolanas habían asegurado que este hecho fue una «táctica de desesperación» de sectores de la derecha que «no creen en la democracia».
La Policía de Australia detuvo este jueves al presunto líder del grupo de piratas informáticos Lulz Security (LulzSec) que hackeó la cuenta de la red social Twitter del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. La detención se realizó durante un operativo en Sidney (sureste).
«La AFP (sigla en inglés de la Policía Federal Australiana) detuvo y levantó cargos contra el autoproclamado líder australiano del conocido colectivo internacional informático conocido como LulzSec», dijo en una rueda de prensa el comandante Glen McEwen.
El comandante Glen McEwen explicó que sobre el detenido recaen los cargos de modificación no autorizada de datos para causar daños y de acceso no autorizado a un sistema informático restringido.
El presunto líder del grupo LulzSec ha asumido en varias ocasiones la responsabilidad por varios ciberataques de alto nivel, entre ellos uno contra la página web de Agencia Central de Inteligencia (CIA).
LulzSec se disolvió en julio del 2011 y sus líderes fueron arrestados en marzo de este año.
Las cuentas de Twitter del presidente Nicolás Maduro y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fueron usurpadas el 14 de abril pasado durante las elecciones presidenciales por piratas informáticos a pocas horas para que se conocieran los resultados.
Ese mismo día se detectaron más de 45 mil intentos de hackeos contra el portal web del Consejo Nacional Electoral (CNE). Las autoridades venezolanas neutralizaron estos ataques cibernéticos.
El vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, había enfatizado que la usurpación de cuentas había sido realizadas por hackeadores del exterior que pretendían sabotear el buen desarrollo de las elecciones presidenciales en las que resultó ganador Maduro con el 50,78 por ciento de los votos.
Este ataque fue considerado por las autoridades venezolanas como una «táctica de desesperación» de sectores de la derecha que «no creen en la democracia».