Científicos cubanos trabajan en el mejoramiento genético de importantes especies forestales como parte de la estrategia nacional de reforestación que desarrolla la isla caribeña.
Las investigaciones tienen como fin incrementar los rendimientos de ejemplares en características como volumen maderable, producción de resina, resistencia a plagas y enfermedades así como caracteres cualitativos como la rectitud del fuste, tipo de ramificación y otros.
En declaraciones a Prensa Latina, el licenciado Aníbal González del Instituto de Investigaciones Forestales (IIF) explicó que para alcanzar esos objetivos es necesario apoyarse en el empleo de técnicas agrícolas eficientes.
Entre ellas -indicó- la preparación de los suelos para la plantación, la fertilización mineral y orgánica, las atenciones culturales y el control de vectores.
La mejora se implementa en fases sucesivas que van desde la evaluación de las diferentes especies y sus razas geográficas en diferentes localidades con el objetivo de seleccionar las de mejor adaptabilidad en cada caso, señaló el experto.
Para las mejores especies en cada localidad, se seleccionan y manejan las fuentes semilleras idóneas que permitan garantizar los programas de producción de semillas de calidad superior, indicó González.
Una vez cumplida esa fase, se desarrollan para las especies más importantes programas de selección individual de árboles superiores que una vez evaluados en las características antes mencionadas, garantizan el establecimiento de fuentes semilleras de calidad élite que se conocen con el nombre de huertos semilleros, puntualizó.
Programas de ese tipo -precisó el investigador- se desarrollaron por el IIF con cuatro especies de pino: Pinus caribaea var caribaea (Pino macho), Pinus tropicales (Pino hembra), Pinus maestrensis (Pino de la Sierra Maestra) y Pinus cubensis (Pino de Mayarí).
También se continúa en el mejoramiento de especies de hoja ancha, tales como Taliparitis elatum (Majagua), Cedrela odorata (Cedro), Swietenia macrophyla (Caoba de Honduras), Tectona grandis (Teca) y Eucalyptus spp, entre otras.
Como promedio, las ganancias genéticas obtenidas oscilan entre 20 y 30 por ciento en los incrementos maderables en tanto que en el caso de las coníferas, se obtuvieron resultados en la producción de resina de hasta un 20 por ciento en comparación, en todos los casos, con lo que se logra en fuentes no mejoradas.