Brenda Navarrete Autor: Facebook Publicado: 17/09/2019 | 06:56 pm
Con un estilo original, fresco y atractivo, Brenda Navarrete recorre el mundo desde hace algunos años tambor en mano. Es jazzista, cantante, percusionista, compositora y bailarina. Tiene 28 años y en su banda (cuyo formato cambia de acuerdo con las características de cada concierto) la acompañan talentosos instrumentistas.
Su alegría y talento indiscutibles, unido a la habilidad con que se adueña de los escenarios, la han convertido en una especie de show woman que compone sus propios temas y realiza arreglos a las composiciones de otros músicos.
Jazz, son, rumba… son algunos de los géneros musicales que confluyen en las composiciones de esta habanera de nacimiento que brinda conciertos a teatro lleno en escenarios de Australia, Nueva Zelanda, Bélgica, Portugal, Estados Unidos y Francia.
En Cuba, durante mucho tiempo apenas se le conocía como parte de Interactivo o porque cantó con Cimafunk. Sin embargo, cuando se habla actualmente de ritmos afrocubanos, géneros tradicionales y música popular bailable en general, entremezclados con sonoridades contemporáneas como World Music y Afro Latin Jazz, hay que incluir, sin lugar a dudas, a Brenda Navarrete.
«Fue por eso que armé mi banda. Me entristecía que me conocieran más fuera de Cuba que aquí. La idea de crear una agrupación nació luego de que ganara la Fiesta del Tambor en 2010, en la categoría de mejor interpretación femenina y en el batá. Pero se concretó en 2013. Sentí que había llegado la hora de que el público escuchara lo que escribo y me siguiera. Ya la gente me conoce más.
«Soy percusionista, especialmente batalera. Los tambores batá son mi bendición. Cantar lo hacemos todos. Pero yo quiero dedicarme a la percusión como mujer. Hacerlo no significa ser “machorra” como dice alguna gente por ahí. Soy una especie de bichito raro».
—¿Cómo es que llegas a la música?
—Mi hermana Melvis Santa estudió piano y yo solía acompañarla tocando con las manos sobre la mesa o mis piernas. Siempre me gustaron los tambores. Estudié en la Escuela Elemental de Música Manuel Saumell e hice el nivel medio en el Conservatorio Amadeo Roldán. Estando en segundo año tuve la suerte de que Joaquín Betancourt me invitara a integrar su Jazz Band como percusionista. Fue el maestro el primero que me impulsó a cantar.
«Luego pasé a ser parte del grupo folclórico femenino Obiní Batá, me uní a Santa Habana (proyecto de mi hermana Melvis) e Interactivo… hasta que finalmente creé mi agrupación».
—¿Cómo logras imponerte en un mundo tradicionalmente masculino?
—He tenido mucho apoyo de los hombres. Han sido precisamente ellos quienes me han ido enseñando a lo largo de los años. Tengo la suerte de ser una mujer a los que los bataleros hombres le enseñaron a tocar el batá. Claro, yo también soy un poco fresca y hago lo que quiero y me gusta hacerlo bien. Soy muy estudiosa y me gusta aprender y enseñar lo que aprendo.
«Las mujeres tocamos diferente. Tenemos una fuerza, sensualidad y una manera de tocar diferente a la de ellos. Lo hacemos con dulzura y ahí está el encanto».
—Háblanos de Mi mundo, tu primer fonograma oficial.
—Lo presentamos en el Festival Piña Colada. Mi mundo incluye canciones mías y de Alain Pérez, quien me acompañó en la producción. También cuenta con temas antológicos como Drume, negrita, pero con un sonido contemporáneo, con los batá incluidos, con sonoridad jazzística, acordes. En este fonograma no falta la timba que tanto nos gusta y es parte de mí.
«Es un disco que defiende nuestra cultura. En este caso la afrocubana. Todos los arreglos tienen que ver con los tambores batá. Lamentablemente, como fue realizado con un sello discográfico canadiense (Alma Records) no está a la venta dentro de Cuba, pero sí en las tiendas digitales. En este momento estoy tratando de negociar con la Egrem para licenciarlo aquí, de manera que pueda ser comercializado en mi país».
—Mulata linda, tu primer videoclip oficial y uno de los temas de Mi mundo ha tenido una gran acogida en las redes sociales.
—Estoy muy feliz con eso. El material está dirigido por Day García y May Reguera. Es un diálogo con los ritmos cubanos y la influencia africana. Tiene mucha sabrosura y sensualidad.
—Tienes un proyecto con los niños en la Habana Vieja.
—Empezamos en julio del pasado año y lo hacemos en el Centro a+ adolescentes. Este proyecto incluye a niños y adolescentes en edades comprendidas entre diez y 18 años. Les doy clases de percusión y tambores batá a muchachas y muchachos que no entran en las escuelas de música y que tienen talento.
«Mi interés es fomentar el folclor, despertar en ellos el gusto por los ritmos afrocubanos, lograr que se interesen más por las tradiciones porque la mayoría está muy metida en el teléfono y no se comunica.
«Es un proyecto en el que aprenden percusión, danza y cantos afrocubanos, pero también socializan entre ellos. Debemos potenciar, desde la niñez, el conocimiento de los ritmos tradicionales y folclóricos de nuestro país. Yo quería saber si verdaderamente estos ritmos gustan o no en este sector de la población y he confirmado que sí.
«Para los próximos cursos quiero incluir al maestro de la danza folclórica popular Santiago Alfonso y al músico Alain Pérez, entre otros, y extender los talleres a las escuelas de arte, casas de cultura y a otros países».