Acuse de recibo
Estoy convencido de que tiene solución el problema que aqueja a María Lourdes Díaz Andrade, encerrada a cal y canto en su casa, en Chapelín 835, entre Tenería y Salud, en Cárdenas. Es una mujer de 68 años, con un cáncer de mama que, por las radiaciones, le dejó secuelas como EPOC, bronquiestasia, asma bronquial y neumonías a repetición; todas ellas confirmadas en una TAC realizada en agosto de 2019. Y como si fuera poco, una polineuropatía en los 90.
Con un solo hijo, quien reside en Chile, la señora vive con su nuera y su nieto de ocho años. Y aquella no tiene vínculo laboral en la actualidad.
Las precisiones no son fortuitas para esta historia que comenzó el 6 de marzo pasado, cuando ella, en la sucursal del Banco Popular de Ahorro del reparto 13 de Marzo, a cinco cuadras de su casa, solicitó renovar la tarjeta magnética con que cobra su pensión de jubilada, porque la actual está desmagnetizada. Y también gestionó una tarjeta para las tiendas en MLC, con lo que su hijo le enviaría.
Le explicaron allí que debía recoger ambas tarjetas en el Banco Principal del BPA, en Real y Cossío, a más de 30 cuadras de su casa. El 16 de abril llamó al Banco Principal, y le indicaron que debía ir a la filial del Inass a hacer un poder para que otra persona recogiera las tarjetas, pues ya estaban.
Ella solo atinó a llamar a la Fiscalía Municipal, y la respuesta fue que la Comercial del Banco había indicado que las tarjetas se recogen personalmente. Le precisaron que Fiscalía, como tal, pasaba el caso al Consejo de Defensa Municipal, en medio de la pandemia.
Sin noticia alguna, María Lourdes llamó el pasado 18 de mayo al Consejo de Defensa, y la remitieron a la Zona de Defensa, a un compañero que es el que tiene que resolver el problema, el cual tiene 76 años. El hombre le dijo que discutiría su caso en el Consejo de Defensa, pues él no tiene medios para resolverlo. María Lourdes volvió a llamarle, y allí otra persona le aconsejó que fuera acompañada de alguien a recoger las tarjetas.
«Colgué el teléfono, y aquí estoy pasando mi problema, confiesa. Hace dos meses que no puedo cobrar mi jubilación, ni podría tener ayuda de mi hijo. Mi Presidente todos los días recalca que nos cuidemos, que los ancianos no salgan. ¿Y por qué no me ayudan a cuidarme? ¿Por qué es tan difícil, por ejemplo, que esas tarjetas sean traídas a mi casa? Estoy segura de que soluciones existen. Todo es querer».
Osmany Pérez Morejón (calle Prolongación de Guáimaro No. 139, Fomento) se enorgullece de que en ese municipio espirituano no ha habido un solo caso de coronavirus. Y felicita el excelente y riguroso trabajo de las autoridades del Gobierno y de Salud Pública allí.
Ensalza la dedicación de la presidenta, y del vicepresidente que atiende el comercio y la gastronomía, Orelvis, quien a cualquier hora del día está allí en el terreno, al frente del complejo empeño de organizar y distribuir equitativamente todo lo que se recibe en el municipio.
También elogia la labor tan profesional que realizan los combatientes del Ministerio del Interior en la organización de las colas para comprar alimentos, teniendo en cuenta que en Fomento, en una sola cuadra, radican una tienda en divisas, la panadería especial, la farmacia piloto, el Rumbos de Palmares y otros comercios.
«Es un reto enorme para que no se formen molotes, afirma, y las fuerzas del Ministerio del Interior lo mantienen en orden, para una población de más de 30 000 habitantes. Un reconocimiento muy especial, con letras mayúsculas, para el mayor José Luis Viva y su equipo, quien desde muy temprano hasta la tarde está al frente de todo.
«Por momentos se le ve, por encima del nasobuco, su mirada cansada. Pero sus gestos y su manera de desplazarse enérgico y firme, demuestran todo lo contrario: lo mismo bajo el sol abrasador o bajo la lluvia.
«Siempre está ahí, al frente de sus hombres, como enseñó Fidel. Por eso le escribo, para mediante usted se reconozcan a todos lo que hacen posible lo que el país destina para el pueblo. Llegue a todos por igual que en estos momentos se reconoce la llamada unión de un pueblo con su Gobierno», concluye Osmany.