Acuse de recibo
Llegó a Cuba, a la empresa Aerovaradero, el pasado 11 de octubre, procedente de Francia. Era un equipaje no acompañado que había sido remitido el día 6 de ese propio mes. Así lo cuenta Luisa González Vidal (Concepción de la Valla, No. 1, entre Manrique y Campanario, Centro Habana, La Habana), la remitente, quien a estas alturas (su carta es del 22 de enero), no logra dar con sus pertenencias.
Resulta que «cada vez que llamo o me persono en Atención al Cliente de dicha empresa me dicen que el bulto está ahí, pero que no lo tienen ubicado; por tanto no está listo para despachar», apunta la propietaria.
El 15 de enero último, luego de bregar por varios departamentos de la institución, la capitalina logró hablar con el Director General, quien la envió al Director de Carga. «Este apenas me atendió, porque dice que hay atraso y hay que esperar», recuerda la lectora.
Lo que más preocupa a Luisa es que ella debe viajar en este mes y no tiene a quién hacerle un poder notarial; y en la entidad le comunican que si sale del país sin redactar dicho poder, puede perder el derecho al paquete por abandono.
«Me asalta la curiosidad, porque cuando voy allí, lo mismo hablo con personas que solo llevan esperando días y tienen su turno para recoger el bulto (…), que con personas que llevan un año y todavía no tienen turno. Cuando pregunté en Atención al Cliente me dicen que eso puede suceder, que es normal...», señala la afectada.
¿Cuánto más deberá esperar para tocar nuevamente sus pertenencias? ¿De qué normalidad estamos hablando si un equipaje, luego de más de tres meses, aún no está ubicado?
Lo supimos aquí el pasado 5 de diciembre, al reseñar la misiva de Raquel Bretau Padrón (Calle 3ra. No. 120, entre José Martí y Mella, Rpto. Eléctrico, Arroyo Naranjo, La Habana), quien se quejaba de que en su reparto habían instalado la red wifi, pero las condiciones del parque donde la habían colocado nada tenían que ver con el esplendor de la nueva tecnología.
«Nos referimos a unos bancos, una pintura, un chapeo de las áreas verdes», se dolía la habanera, sin resignarse a que esos «detalles» fueran pasados por alto.
Al respecto contesta Odalis Mercedes León Veitía, vicepresidenta de Fiscalización y Control del Consejo de la Administración Municipal (CAM) de Arroyo Naranjo. Afirma Odalis que la promovente fue visitada por su propia vicepresidencia para analizar la inquietud y los distintos matices del tema expuesto.
Los problemas de que daba cuenta la misiva —sostiene la funcionaria— fueron solucionados poco tiempo después de haberse originado la demanda, «incluso cuando salió publicada, ya en el parque habían colocado los bancos, las lámparas, los cestos de basura y se habilitó como el resto de los parques (con wifi)».
Agradezco la rápida respuesta (llegó a nuestra redacción el 19 de enero pasado). Hubiese sido oportuno que la Vicepresidenta del CAM detallara un poco más acerca de si en el proceso de readecuación del parque se mantuvo bien informada —y participando de los cambios— a la comunidad. Tal vez, incluso, se hubiese ahorrado la queja pública sobre el tema. Como dicen jocosamente los guajiros de mi Pinar del Río, aludiendo a las «facultades comunicativas» de la gallina: «No basta con poner el huevo, también hay que cacarearlo».
Algunos lectores indagan en torno a si pueden escribir a nuestra sección sobre problemas de familiares, amigos o simplemente conocidos que atraviesen situaciones difíciles. Claro que es posible, lo que deben aportarse, como siempre solicitamos, los datos del remitente y, en estos casos, de la(s) persona(s) afectada(s). Servir de voz a otros, responsablemente, es una muestra más de la solidaridad que nos caracteriza.