Vaya a lo importante, pues, pediría algún lector apremiado...
¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? Mmm, ignoro si Platón o Hegel le dedicaron tiempo al asunto y le encontraron respuesta. Pero hoy, en la Franja de Gaza, donde corre la sangre de cientos de palestinos inocentes bajo los misiles israelíes, brota una interrogante muy parecida: ¿Quién disparó primero?
Es una tarea ciclópea resumir en unas pocas líneas el significado de algo tan especial como la Revolución Cubana, que el viejo Hegel no hubiera dudado un instante en caracterizar como un acontecimiento «histórico-universal».
Leer la Historia, un festival que marcó las pautas para una recreación pluricultural. Foto: Calixto N. Llanes
El primero de enero se cumplen 50 años del triunfo de la Revolución en Cuba. El proceso de transformación económica, social, política, ideológica y cultural que da inicio en 1959 en la Mayor de las Antillas no tiene parangón en América Latina. Con una permanente movilización y protagonismo del pueblo cubano esta Revolución ha tenido la habilidad y la fortaleza de resistir con éxito al poder imperialista más poderoso y destructivo que haya conocido la humanidad, el cual ha pretendido someterla por las vías militares abiertas y encubiertas, bloqueos económicos, políticos y diplomáticos, y por medio del apoyo permanente a grupos contrarrevolucionarios que actúan en el interior y fuera del país.
La editora Karl-Dietz Verlag está de fiesta. En los últimos días las ganancias se incrementaron y el éxito se debe a un solo hombre con un libro a cuestas. «Antes solo se vendían cien copias al año y en los primeros diez meses de este año hemos vendido 2 500. Él está de moda otra vez», reconoció Joern Schuetrumpf, director de la editorial alemana.
Por los titulares de algunas de las agencias noticiosas, todo parece inofensivo: «Honduras-EEUU: Devuelve armas de guerra fría» o «Ejército de Honduras traslada armamento a EEUU». Se trata de un arsenal almacenado durante 22 años en el Comando de Apoyo Logístico del Ejército, ubicado en Naco, en el norteño departamento de Cortés, y se dice que las Fuerzas Armadas hondureñas lo recibieron en 1986 «para utilizarlo en un eventual enfrentamiento con Nicaragua».
El fin de año es un concierto de lugares comunes. Repetimos anualmente las mismas palabras: felicidades, prosperidad, vida nueva, en un movimiento cíclico que no sería solidario olvidar. Y que yo no descuidaré en esta última columna del 2008. Felicidades y prosperidad a mis lectores, en particular a cuantos una vez y varias veces me han remitido sus palabras de aprobación o de entusiasmo, e incluso también para aquellos, desafortunadamente pocos, que me expresaron criterios opuestos o distintos a los míos.