Donald Trump ya no es tan fuerte como cuando ganó las elecciones. Autor: Getty Images Publicado: 07/11/2018 | 09:15 pm
El control mayoritario de la Cámara de Representantes constituye el foco de atención en las elecciones de medio tiempo estadounidenses, por lo que ello puede implicar para los dos años de mandato que le quedan al presidente Donald Trump, y la riposta de este no se hizo esperar, con una amenazante advertencia.
Se supone que la ventaja lograda en ese cuerpo legislativo sea aprovechada por los demócratas para lanzar una investigación a fondo de la Casa Blanca y ponga sobre la mesa las denuncias y demandas —que no son pocas— que llevan dando vuelta a individuos del círculo trumpiano y al propio Presidente, rondado por un posible impeachment desde el mismo momento en que asumió el cargo.
Por tanto, el tuit de @realDonaldTrump no se hizo esperar: «Si los demócratas piensan que van a malgastar el Dinero de los Contribuyentes investigándonos al nivel de la Cámara, entonces nos veremos forzados a considerar investigarlos a ellos por todo las filtraciones de Información Clasificada, y mucho más, a nivel del Senado. ¡Dos pueden jugar ese juego!».
De acuerdo con los resultados de los comicios, cuando ya se han definido 418 escaños de representantes de los 435, los demócratas ocupan 222 (cuatro más de los requeridos para tener la mayoría) y los republicanos 196; mientras en el Senado las cifras se revierten: 51 para los republicanos y 46 para los demócratas, mientras tres quedan por definir, pero está reconfirmada la posición controladora del partido de Trump.
En cuanto a las gobernaciones de los 50 estados de la Unión en que había 36 sujetas al dictado de las urnas, también hubo avances ostensibles de los candidatos demócratas, al ganar siete a costa de los republicanos, modificando el mapa político. Ahora son 23 gobernadores demócratas y 26 republicanos, pues hay un resultado sujeto a discusión y demanda.
En Georgia, donde hubo reportes generalizados de fallas técnicas en las maquinas de votación y largas filas de espera de más de tres horas, el republicano Brian Kemp (Secretario de Estado de ese territorio sureño y por tanto quien regula y pesquisa las elecciones) al parecer había «ganado» por estrechísimo margen a la demócrata Stacey Abrams, quien de salir victoriosa habría sido la primera mujer negra gobernadora de Estados Unidos.
Entre los elementos más significativos está la cantidad de mujeres ganadoras, el avance también de personas de las minorías (negros, latinos, nativos originarios, musulmanes) y no vinculados con los grandes donantes de las maquinarias partidistas, pero también la entrada de políticos de extrema derecha con la rémora de sus posiciones antimigrantes, racistas e intolerantes.
Este panorama muestra a las claras la profundidad que va alcanzando la división de la sociedad estadounidense.
Ilhan Omar —una refugiada somalí— y Rashida Tlaib —hija de inmigrantes palestinos—, se convirtieron en las primeras mujeres musulmanas elegidas para el Congreso y no pocos analistas llamaban la atención de que por esos dos motivos hubieran sido vetadas para entrar a Estados Unidos, según la política migratoria que aplica Donald Trump.
Un artículo del profesor Juan Cole, en Common Dreams subrayaba que 44 millones de norteamericanos son inmigrantes de primera generación y 33 millones de segunda generación y el propio Trump está en este último registro pues su madre nació en Escocia y su abuelo en Alemania.
Ambas, junto a Alexandria Ocasio-Cortez —neoyorquina del Bronx de origen puertorriqueño, educadora y activista politica y la más joven persona en ascender al Capitolio (29 años)—, están consideradas en la tendencia progresiva dentro del Partido Demócrata, y fueron alentadas por el senador Bernie Sanders, quien retuvo su bancada de independiente.
En esa diversidad que rompe el statu quo de 242 años de historia, están las dos primeras nativas originarias, Deborah Haalan, de la tribu de Pueblo de Laguna, por Nuevo México, y Sharice Davids, por Kansas, quienes entraron también al Congreso.
Si bien se dice que una golondrina no hace verano, estas victorias reflejan la existencia de un cierto aire renovador en el panorama político estadounidense, en el que han prevalecido las desacreditadas políticas de los dos partidos sostenidos por y para los grandes donantes. Si se mantienen en sus posiciones de campaña pueden ser fuertes voces a favor de demandas como el seguro médico para todos, estudios universitarios gratuitos, elevar los impuestos a las corporaciones y los superricos, en denuncia a la persecución de los inmigrantes y otras medidas discriminatorias fortalecidas en la administración Trump.
Este es un panorama que no deja de ser interesante.